NUESTROS ALBERGUES
Albergues juveniles en el corazón palpitante de Bruselas

Este es Peter Peter Paul Rubens - artista y diplomático flamenco (1577-1640) considerado el artista más influyente de la tradición barroca flamenca.

Sus cuadros hacían hincapié en el movimiento, el color y la sensualidad, y hacían referencia a elementos de la historia clásica y cristiana.

Rubens fue un artista prolífico, que dirigió un taller en Amberes donde trabajó en pinturas que fueron populares entre la nobleza y los coleccionistas de arte de toda Europa. En la actualidad se conservan más de 1.400 obras, entre retablos, retratos, paisajes, pinturas históricas y cartones para los talleres y ateliers de tapices flamencos.

Rubens está por toda la ciudad de Amberes. La Rubenshuis, sus numerosos museos y exposiciones merecen sin duda una visita a una media hora en tren o en coche desde Bruselas.  

La"casaca roja", también denominada túnica escarlata, es una prenda militar utilizada antiguamente por los soldados de infantería británicos, hasta el punto de que el término se convirtió en una referencia para los propios soldados.  

Su origen se remonta a la época de los Tudor, y fue muy utilizado entre los siglos XVI y XIX. A principios del siglo XX, la casaca roja fue abandonada por razones prácticas por el caqui, usado por todas las unidades militares del Imperio Británico.

En la actualidad, se sigue utilizando en ceremonias de gala en muchos países de la Commonwealth de Naciones, y muchos actores y figurantes la lucen en la recreación de la Batalla de Waterloo que tiene lugar todos los años en Waterloo, a unos 20 km de Bruselas.

¿Te has fijado en algunos de los trajes que Michael Jackson llevaba en el escenario durante sus giras mundiales, como la World History Tour de 1996? Sus trajes se inspiraban en la indumentaria militar, como la casaca roja, y se rediseñaban para adaptarlos al hombre y a su moonwalk.

Cada par de años vuelve la moda de las prendas de inspiración militar, y en 2023 parece que volverá a ser así con consejos y trucos de estilo de la talla de Vogue o el Editorialista.

Y si eso es lo tuyo, date una vuelta por las Marolles y el mercadillo de la Place de Jeu de Balles/Vossenplein, donde seguro que encuentras algo de tu gusto.

Se trata de un cubo de carbón, también llamado cubo de chimenea, con asas de cerámica.

Lo encontramos cuando empezamos a hacer las obras de renovación de The Classic.

Se trata de un recipiente decorativo en forma de cubo fabricado para contener y transportar carbón. Suelen ser de latón o cobre, con un asa oscilante, y fueron muy populares en el periodo victoriano y eduardiano de las Artes y Oficios, cuando estos cubos no inflamables se colocaban con orgullo junto a la chimenea o la estufa.

Las asas son de cerámica por las mismas razones, y en este caso concreto están fabricadas con la famosa cerámica holandesa de Delft.

Con el aire acondicionado y la calefacción prácticamente presentes en todas partes, ahora lo utilizamos para montar los libros que nos dejaron nuestros huéspedes al marcharse, para que tú también puedas disfrutarlos.

¿Quiere visitar algunas tiendas de antigüedades y decoración? Dé un paseo por el Sablon, donde encontrará antigüedades y objetos de diseño de alta gama, o camine hasta las Marolles, con su conocido mercadillo y sus tiendas de diseño vintage. Y si lo que le gustan son las auténticas vajillas y piezas decorativas holandesas, Delft, la ciudad holandesa famosa por su cerámica azul de Delft a lo largo de los siglos, está a sólo 170 km, justo al lado de La Haya, la capital oficial de los Países Bajos.

Una almohada -pero no sólo n'importe quel almohada- que pone orgullosamente en el punto de mira el Montículo del León, le Lion de Waterloo.

Erigido entre 1824 y 1826, 9 años después de la batalla de Waterloo, el Montículo del León es el monumento más reconocido del campo de batalla de Waterloo, y celebra la victoria de los ejércitos aliados que desafiaron al francés Napoleón Bonaparte.

Su tamaño es impresionante: 28 toneladas de hierro, 4,5 metros de largo y 4,45 metros de alto; se alza sobre un montículo que puede verse desde varios kilómetros a la redonda. Hay 227 escalones que, una vez en la cima, regalan a los visitantes una vista panorámica de las diferentes partes del campo de batalla.

Cada año, durante dos días, tiene lugar en Waterloo una reconstrucción completa de esta emblemática batalla, en la que cientos de actores y figurantes ataviados con trajes históricos, caballos, talleres, animaciones y campamentos se reúnen para mostrar e ilustrar la historia y el contexto de la Batalla.

Uno de los edificios más emblemáticos del campo de batalla es la Granja de Mont Saint Jean. Sirvió como hospital quirúrgico de campaña para las tropas británicas y aliadas durante la famosa batalla y desempeñó un papel fundamental, ya que más de 6.000 soldados fueron tratados bajo la supervisión del Cuerpo Médico del Ejército Real Británico, sólo un par de días después de que el duque de Wellington instalara el hospital de campaña. La granja pasó a conocerse como el Hospital Inglés. El edificio data de 1719 y ahora alberga una brasserie microcervecería que elabora cerveza local de Waterloo. Bajo su techo encontrará una brasserie , un hotel, un museo y numerosas exposiciones y eventos en torno a la Batalla de Waterloo y su historia.

¿Sabía que Bélgica tiene el mayor número de castillos por metro cuadrado del mundo? Hay más de 3.000 castillos, superando incluso a Francia. Algunas regiones tienen una media de dos castillos por pueblo.

El Chateau de Walzin ha sido fuente de fascinación durante siglos y se ha representado en muchas pinturas y dibujos, incluido éste en cerámica de Delfts Blauw.

Con vistas al río Lesse, el castillo de Walzin se alza sobre una escarpada roca justo encima de la orilla del río. Tiene una historia fascinante que incluye relatos de terror, sangrientas historias de guerra e incluso actividades paranormales. El castillo ha conocido diferentes periodos de decadencia y prosperidad a lo largo de la historia: su construcción inicial se remonta al siglo XIII y la última reconstrucción tuvo lugar de 1930 a 1932.

Los actuales jardines del castillo fueron diseñados por Louis Julien Breydel, autor también del Jardín Botánico de Bruselas.

Hoy en día, Le Bota es uno de los templos de la cultura bruselense que acoge exposiciones, conciertos y eventos.

El castillo de Walzin y sus terrenos pueden visitarse a pie con un guía oficial. También acoge una serie de eventos especiales a lo largo del año, como conciertos, festivales, eventos gastronómicos y otras actividades como equitación, tiro con arco, ciclismo de montaña o paintball.

Si quiere descubrir una parte diferente de Bélgica, con bellos paisajes, edificios históricos, monumentos, ríos y parajes naturales, diríjase a la ciudad de Dinant. Pasea, practica senderismo o recorre la región en bicicleta, o incluso desciende el río Lesse en kayak para tener otra perspectiva de lo que Bélgica puede ofrecerte.

Por último, es interesante saber que Dinant es también la ciudad natal de Adolphe Sax, el inventor del saxofón. Se pueden encontrar estatuas y referencias al saxofón por toda la ciudad e incluso hay un museo Adolphe Sax, La Maison de Monsieur Sax.

Comemos gofres, pero no de cualquier tipo.

Presentados por primera vez en la Exposición Universal de Bruselas, Expo58, los gofres belgas se introdujeron en Estados Unidos en 1962, y han pasado a vivir su propia vida al otro lado del Atlántico combinándolos con fruta fresca, sirups o crema.

Existen muchos mitos en torno al gofre de Bruselas original, pero se dice que nació entre 1842 y 1864, con una masa más ligera, textura crujiente, bolsillos más profundos y cuadrados más grandes, convirtiéndose en un auténtico icono gastronómico belga, que ganó popularidad gracias a los vendedores ambulantes de gofres en las calles de Bruselas.

Y sí, también está el Gaufre de Lieja, que también se vende en Bruselas, pero tenga en cuenta que hay una diferencia de gofres: por un lado, el gofre de Bruselas, casi siempre rectangular, ligero y dorado que se come sólo con un poco de azúcar en polvo o nata fresca y, por otro, el gofre de Lieja, también conocido como Gaufre de Liège. Estos gaufres de Lieja son mucho más pesados, suelen ser cuadrados con las esquinas redondeadas, vienen con terrones de azúcar en la masa y se comen calientes y al momento.

Un belga de verdad nunca comerá gofres con ingredientes extraños. Sólo un poco de azúcar en polvo y quizá un poco de nata recién montada. Y ya está.